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voz
Trabajar con nuestra voz es más que un requisito, es una necesidad y no me refiero a las personas de teatro solamente, sino, a todas las que utilicen su voz para la comunicación humana.
Y de seres humanos hablamos cuando hablamos de voz no hay nada más humano que la voz y trabajar con ella, conocerla, jugar con ella, nos hace todavía más humanos y humanos sociales. Quienes trabajamos con nuestra voz necesitamos conocer esta herramienta, porque la producción del sonido es infinita, solo hay que encontrar los soportes técnicos y sensibles que nos ayudan a descubrir el gran potencial que tiene como herramienta creativa.
Pero al sonido hay que liberarlo, explorar sus posibilidades y darle potencia para que nos permita comunicar con limpieza y exactitud. Pero al ser una producción tan específicamente humana tiene lo mejor y lo peor de nuestra condición. Lo mejor, la variedad, la riqueza, la amplitud, las emociones, el movimiento; y lo peor, el miedo a nuestro propio sonido, la sorpresa, la confusión, la implicación emocional, las características personales.
Estudiar nuestra voz es parte del estudio de nosotros mismos, ya que ella tiene y encierra ser conscientes de lo que producimos en todo momento, nuestra voz es nuestra personalidad en comunicación con otros y esa es la razón por las que debemos ser escuchados con claridad, tanto de sonido como de sensibilidad y de fluidez.
